Una de los propósitos de la literatura es entretener. Y la rama de la literatura que más se ocupa de ese propósito es la que se conoce como literatura comercial o, llamémosla mejor, literatura de entretenimiento. Hacen parte de ella una multitud de géneros y subgéneros entre los que encontramos los relatos policíacos, el thriller, el romance, la ciencia ficción, la fantasía, el terror, etcétera.
Por supuesto, la literatura general o clásica también entretiene, pero no es su objetivo más importante ni está diseñada para ello. Su propósito principal es retratar artísticamente la condición humana e indagar acercar de ella, en sus diferentes tiempos y espacios. Muchas veces sacrifica el entretenimiento en aras de explorar aspectos profundos del ser humano y de exponer una visión determinada del mismo y su sociedad, dando un placer más artístico e intelectual a sus lectores.
Ahora bien, tampoco se puede decir que la literatura de entretenimiento no indague sobre la condición humana ni la retrate artísticamente. Al tratar sobre seres humanos inevitablemente lo hace (incluso si narra historias sobre seres de otra especie, como en la fantasía o la ciencia ficción, pues los antropomorfiza o si no, por oposición, nos hace ver a los seres humanos desde otra perspectiva), pero en un grado mucho menor, sacrificando ese aspecto para darle más énfasis al entretenimiento.
Por supuesto, dentro de esta clasificación unos libros tienden más hacia los extremos y otros más hacia el medio.
Pero, en cualquier caso, cuando vayamos a escribir obras policíacas, thrillers, ciencia ficción, romance, etcétera, debemos tener presente constantemente que nuestro propósito es entretener al lector.
Diferencias concretas entre la literatura de entretenimiento (o comercial) y la general
Las diferencias que voy a mencionar a continuación también son de grado. Es decir, una determinada característica no es exclusiva de la literatura de entretenimiento, sino que por lo general es más importante para ella, aunque también puede estar presente en la literatura general.
La literatura comercial procura generar ciertos estados mentales y emociones específicos en el lector, tales como el suspenso, la ansiedad, el miedo, el misterio, el romance, la intriga, la curiosidad sobre lo nuevo o lo extraño, entre otros, con el fin de darle al lector una experiencia emocionante. Al escribir debemos crear situaciones que creen este tipo de estados mentales o emociones. (Más sobre esto en una próxima entrada del blog).
La literatura de entretenimiento prefiere una trama bien definida, con un comienzo, un medio y un final claros. De este modo el lector no se preocupa tanto por descifrar el orden de la historia o de entender de qué se trata, y así está más dispuesto a experimentar las emociones que se narran. Ahora bien, cuando se omiten partes del comienzo, se invierte el orden de las partes de la historia o se ocultan elementos de la trama, se debe hacer para generar intriga, que es una de los estados mentales que queremos crear.
La literatura de entretenimiento, en general, tiene una moralidad más definida. Hay “buenos” y “malos”, hay un héroe y un antagonista. Esto nos permite experimentar más emociones, pues al identificarnos con un bando (¡ojalá el de los «buenos»!) todas nuestras emociones se mueven en esa dirección, sin preguntarnos constantemente si algo es moralmente aceptable o no. La literatura general tiene más zonas grises pues trata de explorar o retratar la dualidad moral de los seres humanos.
En relación con lo anterior, la literatura de entretenimiento por lo general le da un objetivo claro al protagonista (por ejemplo, hallar al responsable de un crimen) y se espera que al final lo consiga. El protagonista sufre calamidades pero las supera, lo que nos genera satisfacción. Y aunque sospechemos que el protagonista va a salir airoso de los retos y la prueba final, esto no le resta emoción al relato, pues al identificarnos con él queremos que triunfe y sufrimos con los peligros que enfrenta. Además, la intriga de saber qué pasará con su destino se remplaza con la intriga de saber cómo logrará vencer: ¿cómo va a derrotar al antagonista si parece indestructible?, ¿cómo va a descifrar el misterio si parece indescifrable?, ¿cómo va a entrar a la fortaleza si parece inexpugnable?
Por esto mismo, en la literatura comercial se busca que “pasen cosas”, que la historia avance hacia la consecución del objetivo por parte del protagonista. Los nuevos acontecimientos crean intriga y suspenso o resuelven los que se generaron antes. Por ello, la descripción, la reflexión sobre temas ajenos a la trama y la introspección no son tan importantes en este tipo de literatura, pues nos alejan de las emociones que queremos crear a través de los acontecimientos de la historia. En cambio, para la literatura general sí son importantes, pues le permiten cumplir su propósito de crear un retrato artístico e indagar sobre la condición humana.
Algunos de los diferentes géneros de la literatura de entretenimiento
La siguiente clasificación es más para darnos ideas sobre qué escribir o leer, al buscar libros parecidos a los que nos han gustado. Formas de clasificar hay muchas y ninguna puede ser del todo clara o exhaustiva, así que esta es una más. Los invito a explorarla y a buscar otras más sobre los géneros que les interese, pues en cada uno de los géneros mencionados hay muchísimos subgéneros más que aquí no aparecen.
Géneros según el objetivo de la obra
– Resolver un crimen (perteneciente al conocido género policíaco).
Subgéneros:
El investigador “de sillón” (El investigador o detective resuelve todo mediante el razonamiento). Por ejemplo, las historias de Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle.
El detective moderno (el detective sale a las calles y se vale de diferentes estrategias para resolver el crimen o misterio). Comienza, entre otros, con El halcón maltés de Dashiell Hammett, El sueño eterno de Raymond Chandler. (Algunos situarán estas obras dentro de la novela negra).
– Detener un crimen o una amenaza (género policíaco): Thriller, suspenso. Ejemplos: El código Da Vinci, de Dan Brown.
– Cometer un crimen: historias de criminales (caper story). Serie de Dortmunder, de Donald E. Westlake (por ejemplo, The Hot Rock).
– Unir a dos personas: romance, novela romántica.
– Llegar a un destino enfrentando obstáculos: relato de aventuras. Sandokán de Emilio Salgari.
En cada uno de estos géneros hay elementos de los demás. Por ejemplo, en los thrillers (suspenso-acción) por lo general hay un elemento romántico: el protagonista comienza una relación mientras transcurre la historia principal. Esto le añade más emociones la narración. De igual modo, en las novelas románticas puede haber elementos de las historias sobre crímenes.
También, dos géneros se pueden mezclar del todo. Por ejemplo, en una historia en la que el protagonista busca a un asesino en serie, no solo debe resolver los asesinatos anteriores sino detener los siguientes.
Los géneros mencionados arriba por lo general se combinan con escenarios o mundos específicos para crear los que se mencionan a continuación.
Géneros según lugar/tiempo o “reglas” del mundo
– Terror. Admite la existencia de lo sobrenatural. Carrie de Stephen King, El exorcista de William Peter Blatty.
– Fantasía: mundos paralelos en los que existe la magia y seres inteligentes de otras especies conviven con los humanos. Ejemplo: El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, Harry Potter y la piedra filosofal de J. K. Rowling.
– Ciencia ficción: exploración del futuro de la humanidad y de otros mundos posibles del universo. Fundación de Isaac Asimov (y la serie), Hyperion y La caída de Hyperion de Dan Simmons (y la serie).
– Vampiros. Drácula de Bram Stoker.
Entonces, es posible combinar el propósito de detener una amenaza con un escenario de ciencia ficción, como hacen muchas obras del género.
O, al combinar las historias románticas con un mundo en el que existen los vampiros se obtienen libros como Eclipse de Stephanie Meyer.
Buscar, leer y escribir
Si queremos escribir es importante identificar el tipo de libros que nos gusta leer, leer más como esos, conocer más sobre el género y finalmente escribir historias con nuestro toque personal.