Suspenso, misterio e intriga

Foto de .shock (photoxpress.com)

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Cuando comenzamos a escuchar o leer una historia, queremos saber qué va a ocurrir más adelante, qué cosa diferente, novedosa, divertida o interesante se va a narrar. Esta curiosidad proviene, en primer lugar, del hecho mismo de que el narrador considere que vale la pena contar la historia, pues en general contamos historias extra-ordinarias. Esto se aprecia con mayor claridad si alguien nos anuncia: “Vengan que tengo algo que contarles”. De inmediato nos preguntamos qué será. Un libro publicado también nos está diciendo: “Tengo algo que contarles”. Esta curiosidad inicial del oyente o lector se refuerza luego con unas buenas frases al principio del relato.

El trabajo del escritor es hacer que esa inquietud, esa expectación inicial, se mantenga y se intensifique a medida que avanza la historia, para entretener y darle una experiencia agradable al lector. Dentro de las herramientas que el escritor tiene para ello, hay tres bastante llamativas y muy usadas en la literatura de entretenimiento: el suspenso, la intriga y el misterio.

Foto de Harry (Phineas H) en Flickr.com

Foto de Harry (Phineas H) en Flickr.com

El suspenso

Además de la curiosidad normal acerca de lo que va a ocurrir más adelante en la historia, hay una expectativa adicional que tiene un mayor contenido emocional. Veamos la definición del RAE de suspenso: “Expectación impaciente o ansiosa por el desarrollo de una acción o suceso, especialmente en una película cinematográfica, una obra teatral o un relato”[1]. Efectivamente, en una secuencia de suspenso nos preocupamos, angustiamos, emocionamos por el desenlace. Y queremos seguir leyendo para saber qué va a ocurrir.

¿Cuándo y cómo se genera el suspenso?

Como lectores nos identificamos con los protagonistas de los libros. Los seguimos en sus acciones y nos desagrada que les ocurra algo malo. Cuando una acción o situación aún se está desarrollando y su desenlace puede afectar el bienestar del protagonista (o de otro personaje), quedamos en suspenso y nos angustiamos al no saber qué le va a ocurrir a esa persona.

Si el protagonista cuelga de un abismo y se le acaban las fuerzas, si alguien entra por la ventana de su cuarto mientras duerme, si espera una respuesta en su última oportunidad de conseguir trabajo… todas estas situaciones nos colocan en una situación de incertidumbre, ansiedad.

A mayor sea el peligro de determinada secuencia o acción para el bienestar del personaje (o personajes), mayor será el suspenso generado. Si alguien le apunta con un arma al protagonista y le dice que lo va a matar, se crea una tensión e incertidumbre mayor en el lector en comparación con una situación en la que alguien amenaza con golpearlo con un periódico.

Para crear suspenso es necesario que transcurra cierto tiempo entre la aparición de la amenaza o peligro y su resolución. Como lo dice la raíz de la palabra, es necesario que se “suspenda” el desenlace para que las emociones alcancen a aparecer y se hagan sentir en la mente del lector.

Si alguien quiere entrar a la fuerza a la casa del protagonista y golpea la puerta para tumbarla, no habría casi suspenso si este último desenfunda una pistola de inmediato y dispara a través de la puerta terminando con el peligro. En cambio, si el protagonista no está armado, pide auxilio, trata de llamar por teléfono pero las líneas están cortadas, tranca la puerta, los intrusos comienzan a tumbarla, logran entrar, el protagonista se encierra en otro cuarto, en fin, si la amenaza se prolonga, entonces se genera suspenso.

Ahora bien, como se dijo en otra entrada de este blog, una historia de la literatura de entretenimiento se compone de obstáculos que el protagonista debe superar para alcanzar su propósito, es decir, por conflictos entre el protagonista y otros personajes o circunstancias (ver: desarrollo de un cuento o historia). Por esta razón, el suspenso aparecerá, en cierto grado, cada vez que el protagonista se enfrente a esos obstáculos y el lector quiera saber si logrará vencerlos o no. Por ello, se podría decir que casi en cualquier libro de la literatura de entretenimiento hay suspenso (algo generalizable con más cautela a la literatura en general). Por otra parte, cuando se dice que un libro pertenece al género “suspenso”, se debe a que este elemento es predominante en él, por ejemplo, porque el protagonista está inmerso desde el comienzo en riesgos y amenazas.

 

Foto de grahamc99 (Flickr.com)

Foto de grahamc99 (Flickr.com)

El misterio

Otra herramienta para que el lector siga leyendo es el misterio. En el misterio ni el lector ni el protagonista (un detective, una policía, una persona común) saben quién es el responsable de un crimen, un asesinato, un robo, quién es el traidor en un grupo, etcétera. El lector quiere seguir leyendo para averiguar con el protagonista la identidad de esa persona.

Alfred Hitchcock contrasta el misterio con el suspenso: “El misterio es un proceso intelectual como en un ‘who done it[2], pero el suspenso es esencialmente un proceso emocional”[3].  El misterio es un proceso intelectual porque en él hay una pregunta sobre un elemento del pasado que no representa una amenaza directa o inmediata sobre el protagonista y por lo tanto no genera una emoción tan clara como la del suspenso. En el misterio la curiosidad intelectual del lector se alimenta, para que siga leyendo, con diferentes sospechosos, pistas falsas, razonamientos sobre las pistas verdaderas que acercan al protagonista al culpable, interrogatorios tensos, en fin.

Por supuesto, el misterio y el suspenso se pueden combinar. Por ejemplo, en las novelas en las que se trata de capturar a un asesino en serie, si no se conoce su identidad, hay un misterio que resolver al respecto. Y también hay suspenso sobre el siguiente asesinato que se cometerá y sobre las amenazas que pesen sobre el protagonista en su investigación. Hay innumerables posibilidades para combinar estas dos herramientas o géneros.

Finalmente, llevando la interpretación de ambas nociones al límite e ignorando la parte temporal de la definición, se podría decir que en todo suspenso hay algo de misterio y viceversa. En el suspenso hay en parte una curiosidad intelectual por saber lo que ocurrirá. Por su parte, en el misterio hay suspenso acerca de si este se resolverá y con qué consecuencias para las partes.

 

Foto de Nate Robert (Flickr.com)

Foto de Nate Robert (Flickr.com)

La intriga

La intriga está a medio camino entre el misterio y el suspenso.

En la intriga, algunos personajes revelan partes de un plan (para cometer un crimen, por ejemplo) o se muestran acciones sin revelar del todo su significado. Específicamente, el escritor oculta el propósito y/o las motivaciones de los planes o acciones o algunas de sus partes. De este modo, el lector se preguntará qué están planeando esos personajes, qué están haciendo realmente, con qué propósito, por qué razón, y continuará su lectura para averiguarlo.

Así, se sabe que va a ocurrir algo (con incertidumbre por el desenlace, como en el suspenso) pero no se sabe exactamente qué o cuáles son las motivaciones que hay detrás, el elemento de misterio. Lo que va a ocurrir puede ser algo negativo o positivo o incluso puede que se nos oculte esa información.

Veamos un ejemplo,

–Jorge, tú vigilarás la puerta principal una vez neutralicemos al portero  –dijo John Jairo–. No vayas a dejar subir a nadie. De ser necesario los haces pasar al lobby y ahí les disparas. Los demás subimos de inmediato y entramos al apartamento. Únicamente estarán la señora Roldán, su marido y sus dos hijos.

En este par de frases, el lector se pregunta de inmediato ¿cuál es el plan de esta gente?, ¿cuál es su propósito? ¿Quieren robar, secuestrar, asesinar? ¿Qué motivación tienen para lo que están tramando?

Es posible combinar la intriga con el misterio y el suspenso. Por ejemplo, combinemos la intriga y el suspenso en un par de frases.

Andrés Pérez atravesó la puerta principal del aeropuerto alerta a cualquier movimiento o presencia extraños. No lo dejarían salir tan fácil del país, lo querían muerto.

En este caso hay intriga sobre las motivaciones y la identidad de la gente que busca a Andrés. Y hay suspenso por saber si lo van a encontrar y le van a hacer daño.

***

Estas tres categorías, que como tales pueden cuestionarse en cuanto a sus fronteras y definiciones, nos sirven sobre todo para entender mejor algunas de las formas de crear emociones y curiosidad en el lector para que siga leyendo. Como escritores, esforcémonos por reconocer y estudiar estas herramientas al momento de leer y utilicémoslas en nuestros escritos para hacerlos más emocionantes y cautivantes.


[1] “Suspenso”, Diccionario de la Lengua Española, RAE, http://lema.rae.es/drae/?val=suspenso, consultado el 18 de julio de 2013.

[2] Who done it = “Quien lo hizo”, “quién cometió el crimen”.  Género literario en el que el protagonista debe averiguar quién cometió un crimen, también conocido como “misterio” en el mundo anglosajón. Así como el estado mental del suspenso se ha ampliado para abarcar un género literario, de igual manera ha ocurrido con el misterio. Algunos dirían que corresponde al género policíaco en español, pero este último es más amplio.

[3] Alfred Hitchcock, “Alfred Hitchcock: The Difference Between Mystery & Suspense”, video en Youtube, http://www.youtube.com/watch?v=-Xs111uH9ss, consultado el 18 de julio de 2013. Traducción libre.

5 comentarios en “Suspenso, misterio e intriga

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