Whisky nacional
-Por fin -dijo Heriberto contento y tomó otro largo sorbo del whisky recién salido del alambique-. Este nos quedó perfecto.
-A mí me saben todos igual -dijo Yeison, que podría haber estado tomando alcohol puro.
-Es exacto al original -dijo Heriberto-. Ahora toca comprarles botellas vacías a los recicladores, eso sí, de las mejores marcas, y llenarlas con nuestro whisky. Luego las vendemos a buen precio.
Yeison se rascó la cabeza.
-Pero… ¿si nuestro whisky es tan bueno, por qué no sacamos una marca nacional? Eso pasó con la cerveza. Ahora hay muchas cervecerías artesanales.
-Yeison, eso sería mucho trabajo: mercadeo, competencia, superar prejuicios, pedir permisos y licencias, pagar impuestos, traer maquinaria en buen estado, esperar a que se añeje, en fin. No señor, vamos a ser ricos rápido.
-¿Y si alguien saca un whisky colombiano exitoso?
-Pues llenamos sus botellas con el nuestro.
-¿Y si la policía nos encuentra?
-Jaja, la policía, ¿cómo nos va a encontrar la policía?
-Jaja, sí, ¿cómo? -rio Yeison, no muy seguro, y confió en que nadie repitiera lo que él había contado en la fiesta de la pensión, después de unos tragos. Es que el whisky le daba muy duro.
Algún día…