Archivo de la etiqueta: cómo encuentro una idea para escribir un cuento

Cómo encontrar buenas ideas

Andreas Sandberg Flickr Blog 6 foto

Foto de Andreas Sandberg (Flickr)

A todos nos ha ocurrido que en algún momento un pensamiento llama nuestra atención y nos hace preguntar:

– ¿Cómo fue que terminé pensando en esto?

Nos asombramos, porque estábamos ocupados en un asunto diferente o reflexionando sobre otro tema. Seguramente, alguna vez hemos procedido a desandar el camino de las ideas que nos llevaron a ese pensamiento. Por ejemplo:

Se me acaba de ocurrir que quiero ir a caminar al parque, porque me acordé de la vez que fui al parque con Viviana. Y recordé la ida al parque con Viviana, porque fue la última vez que la vi. Y me acordé de la última vez que la vi, porque se me vino a la mente un texto escrito con el estilo de ella. Y pensé en ese texto porque buscaba ideas para escribir un artículo.

No es más que un ejemplo de la forma como fluyen nuestros pensamientos a lo largo del día. Cuando no estamos concentrados en algo específico nuestra mente navega sin cesar de un pensamiento a otro. Incluso cuando estamos concentrados en algo, nuestro cerebro  busca la menor excusa para salirse de ese estado y comenzar con sus ensoñaciones.

Pero, ¿cómo pasa nuestra mente de una idea a otra? ¿Son saltos que se realizan al azar? No. Los pensamientos que se suceden se parecen entre sí en algún aspecto. En nuestro ejemplo, la idea “caminar en el parque” se parece a la idea “la última vez que fui al parque con Viviana”, en que ambas ocurren en el parque. Y el pensamiento “la última vez que vi a Viviana” tiene en común con “un texto con el estilo de Viviana” a la persona en cuestión, Viviana.

Las ideas se conectan por algo en común que tienen entre sí. Puede ser su ubicación, su relación con un tercer elemento o persona, una cualidad compartida, en fin.

Por otra parte, una misma idea no nos llevará siempre a pensar en lo mismo. Una vez se conectará con una idea y, a la siguiente, con otra muy diferente.

La creatividad

Ahora bien, la creatividad consiste en gran medida en asociar ideas de forma novedosa, de una manera en que nadie lo había hecho. Un invento, un idea de negocios, una idea para una historia, un nuevo plato de cocina, una publicidad nueva, una canción, no son cosas absolutamente nuevas sino formas nuevas de combinar ideas o elementos.

¿Y de dónde viene la inspiración para combinar las ideas de una forma diferente? Algunos diríamos que viene de un ámbito espiritual y/o en todo caso de lo más profundo de la mente, del inconsciente, pues allí es donde están los deseos, los miedos, las inquietudes, el pasado, tanto de cada persona, como de la sociedad y en general de nuestra condición humana.

¿Y cómo podemos acceder a esta cualidad de la mente para crear algo o, en el caso específico de la escritura, para escribir una historia?

En muchos casos accedemos simplemente proponiéndonoslo. Pensando en eso. Así, nuestra mente generará ideas que aparecerán en algún momento del día, quizás en un momento impensado o de relajación. En el caso de la escritura, estoy seguro de que todos hemos tenido ideas para historias, ideas sobre una situación curiosa, llamativa o problemática que podría dar lugar a una historia. Por eso es es importante estar listo para reconocerlas y anotarlas.

Pero después, muchas veces no se nos ocurre nada más para que esa idea llegue a ser una historia o llegamos a un punto del relato en el que nos atascamos. Por ejemplo, tenemos la historia de alguien atrapado en una mina pero no se nos ocurre cómo hacer para que salga en poco tiempo de allí de una manera creíble. O se nos ocurrió la idea de una historia sobre unos tipos que secuestran un bus, pero no se nos ocurre qué más sucede a partir de ahí.

Foto de Frank Leon Family MWR U.S. Army (Flickr)

Foto de Frank Leon Family MWR U.S. Army (Flickr)

Una técnica basada en la meditación

Para salir de ese atasco podemos emplear una técnica basada en la meditación que figura en el libro de Dorothea Blande, Becoming a Writer.

La meditación busca aquietar la mente del flujo incesante de pensamientos que mencionamos anteriormente para acceder a una paz o a un estado espiritual mejor.

Eso no es fácil de lograr. Si nos concentramos en una idea específica durante un lapso de tiempo prolongado y somos conscientes de lo que pensamos, veremos que más temprano que tarde nuestra mente comienza a saltar a otras ideas diferentes.

Después de practicar un poco con esta forma de concentración, podemos aplicar esta técnica al problema específico de avanzar en la creación de una historia (seguramente funcionará para otro tipo de creaciones).

Para ello, en un estado de relajación mental, nos concentramos en el punto específico de la historia que nos está dando problemas.

El personaje en el socavón o los tipos que secuestran el bus o cualquier otra idea. .

De este modo, nuestra mente, por la característica que mencionamos más arriba, comenzará a generar ideas por asociación. Apenas se aleje demasiado, volveremos a concentrarnos en la idea original. Pero debemos fijarnos en cuáles son las ideas que se crean cada vez que nos alejemos de la idea primera.

Eso es todo. Seguiremos ese mismo proceso hasta que lleguemos a una idea que nos satisfaga para solucionar nuestro problema o continuar nuestra historia.

Es posible que al comienzo nos cueste trabajo. Y también es posible que a medida que seamos más creativos, que estemos más conectados con nuestra capacidad de generar ideas, las encontremos con más facilidad y no necesitemos usar tanto esta técnica. Pero siempre será una valiosa herramienta a la cual recurrir.

Veámoslo en palabras de Dorothea Brande, en una variación de este método:

“trata de mantener la idea de una historia, o un personaje, en tu mente y deja que la calma se centre en ella. Comenzarás a ver resultados increíbles. Ideas que veía como académicas y poco convincentes tomarán forma y color; un personaje que parecía ser una marioneta se moverá y respirará. Consciente o inconscientemente todo escritor exitoso utiliza esta facultad para darle vida a sus creaciones” (Dorothea Brande, 1981 [1934] Becoming a Writer, NY, Penguin Putnam, p. 166).